domingo, 22 de septiembre de 2013

INAUGURACIÓN EXPOSICIÓN EN SAN CLEMENTE. TOLEDO. SEPTIEMBRE 2013.












JAVIER SÁNCHEZ. EL CAMINANTE


Javier, como buen caminante, se echa al hombro los pinceles y derrocha camino hacia el horizonte, quedándose con la memoria del color que encuentra en su trayecto. Dice Galeano que la utopía está en el horizonte. Y se pregunta para qué sirve. Para eso, sirve para caminar. Este mensaje, Javier, lo hace pintura y nos invita a disfrutar del panorama.
Su camino es una travesía interior, un espacio limitado y a la vez extenso, un desierto que, a pesar de todo, se llena de vida cromática. En esa labor, interioriza el paisaje, lo transforma en lienzo y hace de él un pachwork. Y no conforme, intenta la misma acción con el hombre, transformándolo en una tela donde colgar interrogantes.
Su horizonte es concreto y abstracto a la vez, un caleidoscopio de color y línea. En sus imágenes mezcla la lejanía con lo inmediato, haciendo al espectador partícipe de su viaje.

Javier Sánchez


El caminante se detiene y explora, abandona lo superfluo del entorno, quita las casas, las vacas, las antenas, los estorbos y deja solo la esencia, el color y la línea, aquello en lo que hay que creer. Despoja a la creación de lo innecesario y se queda con el arte en estado puro, como un Mark Rothko  que sigue vagabundeando por el etéreo.
Pero el éxodo no solo afecta a las carreteras, a los campos sin arar, a la naturaleza que se encuentra entre el yo y el horizonte. También el hombre es conmovido. Ahora es un cuerpo impasible, un maniquí que pregunta, una arquitectura humana que se hace plástico y respira.
Javier nos habla de perspectivas imposibles, vías de paso, campos de fuerza y color. Es un peregrino -ahí coincide con José Carlos- de las dos dimensiones, que pasadas por el tamiz de su arte los multiplica.
Es un mago que transforma el plano en luz, la figura en filosofía.

Enrique Galindo



JOSE CARLOS CALVO. EL ASCETA


Jose Carlos es un eremita salvaje, un adorador de la naturaleza en estado árbol, un Diógenes del barro y la madera, un asceta que prepara su maleta de peregrino para predicar que la transformación es posible, que la vuelta a la naturaleza es el camino.
Su obra es una oración al Padre Árbol y la Madre Tierra. Nos habla con el lenguaje del universo, nos hace vibrar en el útero primigenio. Quien entre en su espacio verá la música que destilan sus creaciones. El hombre, en sus manos, es un instrumento musical tallado en ramas de un árbol que ha cumplido su misión.
En el altar del creador sitúa un retablo gentil, donde cada escena es una alabanza por la vida y la expiación por lo perdido, donde un ala es el arco de entrada al paraíso y un tronco un monumento megalítico.
El profeta nos narra de vida más allá, de ángeles rendidos, de cultos ancestrales, de vulvas salvadoras, de redención a través de la transformación de la materia, de la madera y el espíritu.


Jose Carlos Calvo



El peregrino eleva una oración por la naturaleza, saca su equipaje, coloca su catálogo de maderas, pliega su identidad y huye, como ángel caído, como árbol cansado. En el altar coloca un Tótem y pide que nos inclinemos ante él con reverencia. Nos invita a entrar en su sancta sanctorum y a reflexionar con él, sin condición ni creencias. La cueva es un espacio atávico donde nos convoca al ritual, donde se conjuran los espectros de la naturaleza y la Madre-Creación se hace presente.
Al final nos damos cuenta que nos ha mostrado su alma sin corteza, sin artificios y con pocos colorantes, solo astillas de un corazón desmenuzado. Nos ha enseñado que un bosque cabe en un único árbol y un árbol cabe en una rama. Y sus restos transforman la melodía del Universo elevándonos al interior de nuestro entorno.
… y el hombre se hizo árbol y habitó entre nosotros.
Enrique Galindo







3 comentarios:

  1. Je découvre ton blog d'artiste avec beaucoup d'intérêt et je te félicite pour toutes les œuvres présentées, ici.
    Amitiés.

    Roger

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  2. Je voulais ajouter que chacun explore ses propres territoires, notant au passage que les plus inconnus sont au fond de notre esprit. Quelque soit le continent, l'homme devient unique dans son parcours à l'échelle de l'univers est singulier par les traces qu'il laisse aussi infimes qu'elles soient, à ses contemporains. En cela, Javier, José, nous marchons sur la même route vers le même horizon pour rendre à l'humanité ce qu'elle nous a donné : la vie.
    Fraternellement.

    Roger

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  3. Muchas gracias Roger por tus comentarios. Yo tambien sigo tu blog con mucho interés y disfruto con tu magnifico arte efímero. Saludos.

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